Artículo publicado en el número 240 de la revista Astronomía. Junio 2019.
El punto de partida
Poner un punto de partida en un artículo que analiza el arte y la astronomía resulta cuanto menos complejo. Ambos conceptos han acompañado al ser humano desde sus más remotos orígenes pero ¿Dónde empezamos? Muchos teóricos sitúan el nacimiento del arte en la Antigua Grecia, sin embargo, no debemos perder de vista que la arqueología prehistórica tiene su propio concepto de arte y sería poco considerado en este análisis pasar por alto, aunque sea brevemente, el mayor periodo de la historia del arte, que abarca unos 25.000 años de nuestra existencia.(1)
Sobre la astronomía no existe una datación exacta sobre cuándo el ser humano estableció un contacto consciente con la esfera celeste pero cabe presuponer que el sol, la luna, los cometas, planetas y las estrellas han llamado la atención de nuestros predecesores desde que tuvieron uso de razón. Y metiéndonos en materia de arqueoastronomía, es interesante mencionar los estudios de Martin B. Sweatman y Alistair Coombs(2) quienes descubrieron en el año 2018, entre otras interesantes cuestiones, que en el paleolítico europeo contaban con un avanzado conocimiento de los equinoccios, el paso de cometas o que ya en esta época utilizaban animales para representar las constelaciones (Imágenes que en muchos casos, han sobrevivido a lo largo de la historia hasta la actualidad).
Sin embargo, sin contar con estos descubrimientos, debemos mencionar el disco celeste de Nebra como la representación del cosmos más antigua descubierta. Se trata de un disco de bronce, de unos 30 cm de diámetro y unos 2kg de peso, encontrado en 1999 en Nebra (Alemania) y datado en el 1600 a.C. El disco presenta una pátina de color azul verdoso con incrustaciones en oro cuyas formas se han catalogado como una representación del sol (o una luna llena), una luna en fase creciente y las estrellas, entre las que destacan las conocidas Pléyades.(3) Este disco ha ayudado a los investigadores a confirmar el conocimiento y las habilidades en astronomía que ya se disponían en la edad del bronce europea.
Arte y astronomía en la lejana China
Pasaremos por alto en este artículo, pues necesitaríamos mucho más espacio del que estas páginas nos permiten para ello, las épocas mesopotámicas, egipcias, griegas y romanas. En todas ellas, a pesar de tener un profundo y desarrollado conocimiento astronómico las representaciones gráficas en muchas ocasiones se hicieron con una alta carga mitológica y religiosa y, aunque resulta un tema apasionante que trataremos en profundidad en esta web, no es el objeto de este análisis. De esta forma, y para no pecar del egocentrismo histórico europeo del que se tacha a muchos historiadores, vamos a dar un salto temporal y espacial hasta la otra punta del mundo.
Nos situamos en la China a finales del siglo III a.C.. En esta época se creía que todo lo que ocurría en el cielo tenía su se reflejo directamente en los eventos de la Tierra. Por ejemplo, si un cometa aparecía era sinónimo de que algo importante iba a ocurrir. Por otro lado, al emperador se le consideraba hijo del cielo y para demostrarlo debía poder predecir los eventos que en él ocurrieran. Los astrónomos eran, por tanto, de vital importancia en la sociedad China y tenían la crucial labor de predecir cuándo y dónde iba a aparecer un comenta o cualquier otro evento astronómico. De esta época data uno de los manuscritos astronómicos más antiguos y valiosos encontrados, los manuscritos de la seda de Mawandui(4) que contienen el atlas de cometas más antiguo datado hasta la fecha. Se trata de un antiguo libro de astronomía elaborado por los astrónomos de la dinastía Han (202 a.C.- 9 d.C.) en el que se pueden observar distintas representaciones de cometas, ordenadas cronológicamente y con todo tipo de detalles: el número de colas, la fecha de su aparición o, lo más importante, la predicción catastrófica que se espera que ocurra (por ejemplo, la muerte del príncipe).
Unos años más tarde, en el 700 d.C. también en China, está datado el considerado primer atlas del cielo nocturno. Descubierto por el explorador Aurel Stein. Se trata de un pergamino perteneciente a un conjunto de 4000 manuscritos y pinturas budistas, en el que se aprecian más de 1300 estrellas observadas a simple vista en el Hemisferio Norte.
La cosmografía en la Edad Media en occidente
De vuelta a nuestro continente, entramos ya en la Edad Media y con ella abrimos la puerta a una innumerable cantidad de representaciones artísticas y astronómicas. Detengámonos un momento aquí para establecer una nueva relación. Hasta ahora todos los ejemplos mencionados pasan por ser catalogados como arte (desde la perspectiva actual) pero se trataban más bien de documentos de trabajo. Esto continuará siendo así durante muchos años, el arte astronómico se mezclará continuamente con el dibujo astronómico utilizado como herramienta de astrónomos y científicos para representar y dejar un testigo de lo que observaban. No es hasta siglos recientes, en torno al renacimiento, cuando el arte gráfico comienza a ser considerada una disciplina propia independiente de otras artes(6), y es cuando podemos hacer una separación real entre pintura y dibujo astronómico. Por tanto, en la Edad Media seguiremos hablando de representaciones artísticas que irán de la mano de su uso práctico en el estudio de la astronomía astronomía.
La selección de obras de esta época es compleja por la gran variedad existente, pero nos detendremos en analizar algunas de las más interesantes. Pongamos la mirada entonces en Astrónomos con astrolabio del Salterio de Blanca de Castilla, reina de Francia, del sXIII. En esta obra encontramos a tres monjes, sentados en una especie de escalera y bajo un manto estrellado.El monje situado en el medio apunta al cielo sosteniendo entre sus manos un sencillo astrolabio, los otros dos personajes escriben lo que presumiblemente podrían ser las indicaciones del astrónomo central. El astrolabio es una representación bidimensional de la esfera celeste que se comenzó a utilizar en la época griega. En la Edad Media estaba bastante extendido y ya contaba con múltiples usos: medir el tiempo, determinar las posiciones geográficas, predecir eclipses… Las representaciones del astrolabio en el arte medieval e islámico no son muy numerosas comparados con el número de piezas de la época que han llegado hasta nosotros, esto puede ser debido a que era un instrumento usado por un círculo reducido de personas que tenían relación con el saber o con el poder..(7)
Aún así las obras que lo incluyen son de un gran valor documental, por ejemplo podemos la ilustración de Sir John Mandeville Astrónomos en el monte Athos. Un manuscrito del siglo XV en el que se observa a un grupo de astrónomos en el monte Athos (en Grecia) conocido como la “montaña sagrada”. La ilustración está estructurada en tres partes; en la parte inferior encontramos tres astrónomos tomando anotaciones sobre la tierra con sus palos en una escritura desconocida, en la parte intermedia destaca el monte Athos con cuatro astrónomos que observan el cielo, dos de ellos con astrolabio y otros dos con cuadrantes. En la parte superior un intenso azul hace destacar el cielo estrellado. Recordemos que los pigmentos azules en la época eran muy difíciles de conseguir, muy caros y estaban reservados para trabajos de gran valor.
Un breve acercamiento al mundo árabe
El estudio del cielo era sin duda de gran interés en la época medieval y son reconocidos los avances que en esta materia aportó la cultura árabe durante la Edad de Oro Árabe, también llamada Renacimiento islámico (Entre el s VIII y XIII ). Un ejemplo muy gráfico es Takyuddin y otros astrónomos en el observatorio de Galaa del Libro del rey de reyes Shahansshahnama. La pintura destaca por poseer un gran dinamismo observándose a un grupo de astrónomos en pleno trabajo en un observatorio con una gran cantidad de instrumentos de medición. El mundo musulmán de la época fue un crisol donde se conjugaba la cultura China, India, Persa, Egipcia, Griega y Bizantina, alimentando su base de conocimiento de todas ellas. Sus astrónomos y científicos eran considerados de gran valor por la sociedad (8) y gracias a ello fue una época de grandes avances que más tarde se distribuirán por el resto de Europa.