Arte y astronomía. Cueva de Lascaux, Tauro y las pléyades

Arte y astronomía ¿Qué fue antes?

Artículo publicado en el número 54 de la revista Nadir. Marzo 2023

Cuando el Homo Sapiens se convirtió,hace unos 28.000 años, en el único representante de la especie Homo tras la extinción del Homo neanderthalensis, el cielo estrellado que reina sobre nuestras cabezas ya estaba ahí. Con casi total seguridad esa visión nocturna de la bóveda celeste provocaba en ellos la misma fascinación que nos sigue provocando hoy en día. Solo hay que hacer un breve repaso al arte rupestre y arte mueble paleolítico para encontrar ejemplos donde el cielo se convierte en el protagonista.

Por nombrar tan solo algunos, descubrimos ya en época auriñaciense (hace unos 25.000 años) la plaqueta de Abri Blanchard (actualmente en el Museo de Sergeac, en Francia) donde se grabaron 69 marcas que hacen referencia a las fases lunares. Sin salir de Francia, en la cueva de Lascaux, de época magdaleniense (hace unos 18.000 años) observamos entre sus pinturas a las Pléyades y la constelación de Tauro. Más reciente, en la Edad de Bronce, podemos mencionar al disco celeste de Nebra, el primer planisferio celeste descubierto. 

Plaqueta de Abri Blanchard arte y astronomía
Plaqueta de Abri Blanchard (Francia). Posible representación del calendario lunar.

¿Qué fue antes, el arte o la astronomía?

Sin duda la astronomía resulta un rico campo de conocimiento para el arte pero, haciendo una mención especial a la famosa dicotomía del huevo y la gallina ¿Qué fue antes, el arte o la astronomía? 

Según los estudios etnológicos actuales, el concepto de arte no existía para nuestros antepasados más remotos. El arte no era más que una herramienta al servicio de otras materias, como algo práctico, a modo de autoafirmación del ser humano, o con vínculos místicos. 

Además, debemos tener en cuenta que algunas de esas obras paleolíticas que hoy en día catalogamos sin lugar a dudas como “obras de arte”, no fueron concebidas como tal, y durante mucho tiempo tampoco se consideraron como tales. Es nuestra concepción actual del arte la que la ha imbuido dentro del gran abanico que recoge las materias artísticas, por su exclusividad y valor estético. En el momento actual podemos afirmar que el arte surge hace milenios aunque los primeros sapiens no lo entendieran como nosotros lo hacemos hoy en día. 

Arte y astronomía. Cueva de Lascaux, Tauro y las pléyades
Pintura rupestre, cueva de Lascaux, época magdaleniense. Posible representación de Tauro y las Pléyades.

Arte y astronomía de la mano

Si hablamos de astronomía, sin embargo, es más fácil identificar la curiosidad que el ser humano primitivo sintió por los fenómenos astronómicos. Antes, mucho antes de conocer la escritura, el ser humano observó la periodicidad de las fases lunares, creó calendarios, observó el retorno periódico de las estaciones y los planetas, constató los lazos entre los fenómenos terrestres y celestes… Evidencias que le permitieron controlar el mundo en el que vivía y dar un paso más en la evolución. Pero a pesar de que hoy día podamos contemplar con admiración el nivel de sapiencia al que llegaron nuestros antepasados, esta gran cúpula oscura con brillantes luces, era al mismo tiempo una gran desconocida. Esa inaccesibilidad colocó en el cielo seres sobrenaturales que daban explicación y sentido a las cuestiones que de otra forma no tenían respuesta… aún. 

Entendiendo, por tanto, que no hay un antes o un después entre el arte y la astronomía, podemos sostener que ambas materias han ido de la mano desde el origen de nuestra especie. Sabemos que la única forma de perpetuar el conocimiento a lo largo del tiempo es modelarlo sobre un soporte físico, y para ello es necesario traducir un pensamiento abstracto en una imagen que lo represente, bien con un código compartido al que llamamos escritura o bien con dibujos, pictogramas y esquemas. Esta traducción del pensamiento a lo material puede hacerse desde un punto de vista práctico, simplista; sin embargo el ser humano, por nuestra propia naturaleza creativa, ha elegido hacerlo en la mayoría de los casos con valor estético, cuidando que además de transmitir el conocimiento, se haga de una forma atractiva, hermosa… en definitiva, artística. 

Disco celeste de nebra completo
Disco celeste de Nebra. El primer planisferio celeste. Edad de Bronce.

El ser humano mirándose a sí mismo

Aunque esta reflexión la podríamos extrapolar a casi cualquier materia, la naturaleza abstracta de la astronomía la liga aún más al concepto artístico. ¿Cómo representar una bóveda en una superficie plana? ¿Cómo catalogar las estrellas? ¿Cómo simbolizar el movimiento de los planetas? Cada cultura y cada artista en su época, ha dado  respuesta a estas preguntas de formas diversas, influenciados por el conocimiento científico del cielo pero también por la cultura popular y, en gran medida, las doctrinas religiosas.

Esto nos lleva a observar que entre arte y astronomía hay distintas ramas de estudio. Quizás, la más abundante y popular es la que acabamos de mencionar, la que relaciona los fenómenos astronómicos con deidades superiores. Si nos fijamos, por ejemplo, en las cosmogonías de las distintas culturas, vemos que son un reflejo del hombre mirándose a sí mismo al contemplar el firmamento. Sin respuestas absolutas, las religiones han sido las canalizadoras de las grandes cuestiones científicas y humanas en general. 

Planisferio celeste o zodiaco de Dendera. Representación mesopotámica y egipcia de las constelaciones.

Astronomía, arte y mitología

El planisferio de Dendera nos sirve para ejemplificar esta cuestión. Se trata de una magnífica cúpula que decoraba el techo de la capilla número 2 del templo de Hathor, la deidad egipcia del cielo (actualmente en el Museo del Louvre de París). En ella vemos una completísima representación del cielo nocturno del siglo I a.C. 

De esta cúpula podemos extraer una gran cantidad de datos para el estudio de la astronomía y para ello es necesario entender el código del plano artístico. 

 

La iconografía de esta cúpula, importada de la antigua Mesopotamia, está repleta de deidades y simbología popular, elaborada con gran valor estético.  Es decir, una traducción religiosa del conocimiento científico. 

Más próxima a nosotros, la cultura grecolatina es otro buen ejemplo. Las deidades que habitan el cielo han acabado siendo parte de nuestro vocabulario astronómico: Orión, Perseo, Hércules, etc. Sus relatos mitológicos no son casuales. Muchos de ellos relatan hechos científicos, como el por qué de las constelaciones circumpolares o, por qué las estrellas y el Sol se alternan cada día. 

Planisferio celeste, arte y astronomía.
Planisferio celeste. Observamos las constelaciones con sus representaciones mitológicas. Astronomicum Cæsareum, Petrus Apianus, 1540.

El dibujo astronómico y el arte por el arte

Dando un paso temporal hacia delante, tenemos que mencionar el dibujo astronómico como disciplina científica propia, es decir, el uso del arte subordinado a la ciencia. El dibujo astronómico es más riguroso. Busca reflejar lo más fielmente posible los fenómenos del firmamento para dejar constancia de ellos. Dibujo astronómico fueron, por ejemplo, las anotaciones de Galileo en su Sidereus Nuncius al observar por el telescopio, o las representaciones de eclipses o cometas que se han creado a lo largo del tiempo en todo tipo de publicaciones. Como muchas otras cosas, el dibujo astronómico quedó relegado a un plano más romántico y menos práctico con la llegada de la tecnología, pero no por ello debemos dejar de otorgarle su gran importancia histórica, y ¡artística!. 

En una tercera categoría podríamos mencionar al arte por el arte, la astronomía como materia subordinada al arte. Hablamos por ejemplo del maravilloso cuadro “Alegoría a la Vista” de Jan Brueghel el viejo y Pedro Pablo Rubens, actualmente en el Museo del Prado de Madrid. Su concepción original es la obra artística como tal, pero su contenido refleja un tesoro del conocimiento científico astronómico del momento. El cuadro está repleto de utensilios dedicados al estudio del firmamento, una “fotografía” cuyo estudio nos revela una valiosísima información sobre la evolución tecnológica. Como este, basta pasearse por los pasillos de cualquier museo nacional de arte para encontrar multitud de ejemplos.

Dibujo de la Luna en distintas fases realizado por Galileo Galilei . Sidereus nuncius, 1610.
Arte y astronomía alegoría a la vista de Rubens
Alegoría a la vista, Rubens y Brueghel el viejo, óleo sobre lienzo. Museo del Prado, Madrid.

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Sobre esta publicación

Edita: El Nocturnario®

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  • Mario López

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