Origen de la palabra ártico y antártico

El curioso origen de las palabras Ártico y Antártico

Orígen de la palabra Ártico y Antártico

La palabra en latín para oso es ursus, de la cual se deriva Ursa Major (Osa Mayor). En Francés tenemos ours que deriva del latín, al igual que oso en castellano.

De Grecia nos llegó arktos y de ahí tenemos Arcturus (el Guardián de la Osa, para conocer más detalles de esta historia os recomendamos nuestro curso online de Mitología de las constelaciones) y el adjetivo ártico. Este adjetivo denota septentrionalidad, es decir, indica algo al norte.

Origen de la palabra ártico y antártico
Ursa Major - Urania´s Mirror (1824). Copia de A Celestial Atlas (1822) de Alexander Jamieson.

Me váis a permitir un paréntesis, y es que no me puedo resistir a explicaros algo, si no os interesa pasad este y el siguiente párrafo. La etimología de septentrional proviene del latín septentrio, septentrionis que, en su plural es septentriones. Los romanos de caligae y paenula designaban indistintamente a la Osa Mayor y a la Osa Menor como Septentriones, refiriéndose a “los siete bueyes de labranza” pues trio, trionis proviene del verbo traho que significa arrastrar.

¡Pero es que incluso los romanos estaban equivocados! En realidad la palabra septentriones proviene de la raíz indoreuropea *ster-3, siendo originalmente *septemstrio, significando llanamente “siete estrellas”. El asterisco indica una reconstrucción hipotética de la palabra indoeuropea.

Retomando el tema original, ártico denota septentrionalidad, pero no por indicar el Norte, sino por indicar dónde están las constelaciones de las Osas. Y que, convenientemente éstas estén hacia el Norte. ¿No os parece maravilloso que ártico provenga de oso y septentrional también?

En antiguas lenguas célticas existe la palabra *arto- de la cual deriva, por ejemplo, el Galés arth y de la cual deriva el nombre Arthur.

Origen de la palabra ártico y antártico
Ursa Minor. Grabado perteneciente a Uronographia (1690) Johannes Hevelius. Fuente: Atlas Coelistis

De estas palabras cuyo origen está en varias ramas separadas del Indoeuropeo los lingüistas han reconstruido la palabra protoindoeuropea para designar oso *rktho-, *rkto-, *rkso-, u *rtko-.

Las lenguas indoeuropeas meridionales mantienen ese origen en la palabra oso (Ours en francés, orso en italiano, αρκούδα arkoúda en griego, etc.) Sin embargo, en las lenguas septentrionales la cosa cambió, grupos como las lenguas germánicas (inglés, alemán, holandés y sueco), eslavas (ruso, polaco y checo) y bálticas.

En inglés tenemos bear, en alemán baer, en lenguas escandinavas tenemos bjorn (de donde deriva Berlín, Berna o Brunn). Todas estas palabras derivan del protoindoeuropeo *bher- que significa brown, marrón.

Una palabra tabú

¿Qué pasó con los habitantes de la Europa septentrional? Quién sabe. Lo que es seguro es que los encuentros de estos habitantes con los osos serían más habituales que los que podrían tener los habitantes del sur de España por ejemplo. Quizá fuesen supersticiosos y no quisieran invocar un oso diciendo su nombre, de ahí que la palabra original fuese tabú y utilizasen circunlocuciones como “el marrón” (hoy en día cualquier chaval probablemente se refiriese a un encuentro con un oso como “El Marrón”).

Sea como fuere, ese tabú funcionó y la palabra original para oso se perdió en el tiempo.

Otro ejemplo, en las lenguas eslavas, como el ruso, la palabra es medved, al igual que la república checa. En polaco es niedzwiedz y en el antiguo eslavo era medvedi. Todas estas palabras derivan del protoindoeuropeo *medhu- que significa miel (mead en inglés es aguamiel) y *ed- que significa comer (eat en inglés) y de aquí sale el “comedor de miel“.

La palabra original para oso en protoindoeuropeo *rkso- es auto explicativa, siendo su significado destructor.

La constelación de Bootes

En la antigua Grecia, la constelación que conocemos como Bootes o el Boyero en la actualidad, recibía el nombre de Ἀρκτοφύλαξ (Arctophylax) que se ha traducido como el Protector del Oso, el Guardián del Oso o la Guardia del Oso.

Arato en el siglo III aec. se refirió a esta constelación como “Arctophylax, el cual es conocido por el hombre de Boötes” y la describía como un hombre que dirigía al oso alrededor del polo. Homero en la Odisea, cuatro siglos antes que Arato, la llamaba Boötes, lo que sugiere que éste es un nombre más antiguo.

Ptolomeo se imaginó a Bootes como un pastor, porque en el Almagesto lo describió portando un κολλóροβος (kollorobos) o bastón de pastor, tal y como se puede ver en la siguiente imagen del Uranographia de Johann Bode (1801). Además, a los pies de este pastor hay también una constelación ya extinta llamada Mons Maenalus.

Constelación de Bootes junto a la Cabellera de Berenice, Corona Boreal y Mons Maenalus.

Constelación de Bootes, 1687

Esta extinta constelación, Monte Ménalo, fue creada por Johannes Hevelius en el s. XVII y representa una montaña de Arcadia, en Grecia, y no hay consenso en el origen de su nombre. Algunos autores sitúan el origen en el primogénito de Licaón (padre de Calisto) o en el hijo de Arcas y por lo tanto nieto de Calisto y bisnieto de Licaón.

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En resumen

El origen del Ártico está en ese origen Griego arktos, para designar a las Osas (mayor y menor), que son visibles en el hemisferio norte. 

Por su parte, Antártico, proviene de ἀνταρκτική (antarktiké) “lo opuesto al norte”, tampoco hay porqué romperse la cabeza.

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Sobre esta publicación

Edita: El Nocturnario®

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  • Mario López

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